Por Andrea Mejia Fajardo - cofundadora de 7191
A veces, la moda es asociada con extravagancias como pasarelas, nuevas tendencias e influencers. Pero ha sido la demanda textil la que ha incentivado el comercio a lo largo de la historia, como fue el intercambio comercial entre Occidente y Oriente gracias a la Ruta de la Seda, para algunos, el comienzo de la globalización.
El invento del telar mecánico en el siglo XVIII es considerado el inició de la primera revolución industrial, y la máquina de coser a mediados del XIX dio paso a una industria crucial para la economía y desarrollo global.
La democratización de la moda, ¿a qué costo?
Un crecimiento acelerado en las últimas décadas en la industria de la moda y el uso intensivo de recursos naturales ha generado graves impactos ambientales y sociales.
La combinación de una muy baja mano de obra en Asia, desarrollos textiles de baja calidad más el deseo de compra casi sin límites, han llevado a la moda a convertirse en una industria billonaria. Pero ¿Qué significa esto en términos ambientales? La moda produce un estimado de 1.2 mil millones de toneladas de CO2 al año, cifra mayor a las emisiones liberadas por vuelos internacionales y envíos marítimos en conjunto, causando un impacto en la huella de carbono cercana al emitido por la Unión Europea.
A esto se suma un consumo de agua calculado en unos 93 mil millones de metros cúbicos anuales, gran parte destinados al cultivo de algodón. En su mayoría, estos son sembrados con semillas genéticamente modificadas, demandando enormes cantidades de pesticidas y fertilizantes. Vandana Shiva, activista ambiental, los llama “narcóticos ecológicos: cuanto más se usan, más se necesitan”.
El recurrente uso de telas sintéticas como el poliéster a base de polyethylene terephthalate (PET), material usado en botellas plásticas, también aportan al bajo precio. Estas fibras contaminan el medioambiente por medio de miles de millones de micropartículas plásticas liberadas a lo largo de la cadena productiva. Estas, no solo llegan a suelos y ríos, sino a los pulmones de trabajadores de plantas textiles y confección afectando su salud.
En 7191, nos hemos puesto en la tarea de contribuir a la protección de nuestro planeta y las personas. Utilizamos textiles en 100% algodón orgánico (no requiere pesticidas y exige menos cantidades de agua) o algodón con una mayor trazabilidad al tradicional e hilado bajo estándares de menor consumo de agua y energía. Nuestras prendas son libres de plástico y tóxicos.
La fiebre del fast fashion
Con la llegada de marcas como Zara y H&M, Colombia ha incrementado el consumo de moda rápida siguiendo los pasos de una economía lineal: producción – uso – desecho, generando un impacto ambiental en el país aún no estudiado.
Para entender la importancia de la moda se debe entender que esta es un reflejo de cultura, historia, economía, desarrollo y política. El Doctor Marc Sumner de Leeds University School of Design afirma que la moda permite a las personas expresarse en su grupo cultural al ofrecer “entusiasmo, diversión y placeres hedonistas satisfaciendo las necesidades psicogénicas de los consumidores (…) El vestuario es una forma de comunicación y una representación de estatus individual donde las prendas de vestir juegan un importante papel en la sociedad”.
Pero la crisis climática y el malestar social a nivel global hacen pertinente una reflexión sobre un cambio estructural del modelo de negocio en la industria y en 7191 queremos ser parte del cambio. Trabajamos por ser una marca transparente y trazable hacia nuestros clientes y proveedores, cumplimos con todas las regulaciones ambientales y sociales y estamos en constante aprendizaje de cómo aplicar el modelo de economía circular en nuestra empresa.